Durante muchos años, el plomo fue el material más utilizado en las instalaciones de agua de los hogares. Debido a eso, muchas de esas tuberías de plomo aún permanecen en uso, lo cual representa un auténtico riesgo para la salud y, además, contamina el medio ambiente.

Las edificaciones construidas en las últimas décadas incluyen, en general, tuberías hechas con materiales que se pueden clasificar en dos grupos: distintos tipos de plástico (como polietileno, polipropileno o PVC), por un lado, y cobre, por el otro. Sin embargo, aún persisten en España bloques de pisos, casas o casas de campo con conductos de agua de plomo o de hierro galvanizado. Estas instalaciones deben ser sustituidas, debido a que contaminan el agua y representan un peligro para la salud.

Las tuberías de plomo fueron muy utilizadas hasta la década de 1970. A partir de esa época se reemplazaron por las de hierro galvanizado (también desaconsejadas ahora). El motivo fundamental es que la corrosión en las conducciones de plomo y hierro ocasiona la contaminación del agua. Esto constituye un riesgo no solo por el líquido que se bebe, sino porque también afecta a los alimentos que se ingieren y, cuando el agua sigue su curso, al medio ambiente en general.

¿Qué material es mejor para las tuberías de la casa?

A la hora de elegir el material más adecuado para las tuberías de una vivienda, es importante tomar una buena decisión. El cobre es una excelente elección que proporciona un óptimo confort, un rendimiento duradero y una excelente fiabilidad a lo largo de los años, además de ayudar a proteger la salud de las personas y ahorrar energía. El cobre es uno de los materiales más valorados por los profesionales para las instalaciones de agua, gas y calefacción. La resistencia del cobre a temperaturas extremas y al envejecimiento hace que sea un material ideal.

Una de las características más importantes del cobre está relacionada con la higiene y la salud. Diversos estudios han confirmado que las tuberías de cobre previenen el riesgo de bacterias patógenas causantes de enfermedades como la Legionella o la bacteria E.coli. Además, es un material natural y no contiene sustancias artificiales que pueden migrar al agua de consumo humano.

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